*Fue Agustín quien nos dio la Reforma*. Así dice B.B Warfield en su evaluación sobre la influencia de Agustín en la historia de la Iglesia. No solamente que Lutero fuera un Monje Agustiniano, o que Calvino citara las frases de Agustín más que las de cualquier otro teólogo, fue lo la razón de que llamara la atención de Warfield. De hecho, así fue que la Reforma pudo ser testigo del último triunfo en la doctrina de la gracia de Agustín contra el legado de Pelagio relacionada con su forma de ver el hombre.
El humanismo, en todas sus ramificaciones, recapitula al descolorido Pelagianismo contra lo que Agustín tanto lucho. Aunque Pelagio fue condenado por Roma por ser hereje, y su forma modificada, el Semi-Pelagianismo fue de la misma manera condenado por el Concilio de Orange en 529, las suposiciones de este punto de vista han persistido atreves de la historia de la iglesia al reaparecer en el Catolicismo Medieval con el Renacimiento humanista, el Socinianismo, Arminianismo, y el Liberalismo moderno. El pensamiento Pelagiano sobrevive hasta el día de hoy no tal vez con una influencia tajante pero si penetrante en la iglesia moderna. De hecho, la iglesia moderna es llevada cautiva por dichas ideas.
Pero cuál era el núcleo del conflicto entre Agustín y Pelagio? El corazón de su debate se centro en la doctrina del pecado original, particularmente respecto a su extensión de si la voluntad del hombre caído era ‘libre’. Adolfo Harnack dice lo siguiente:
- Quizá nunca ha habido una crisis de igual importancia en la historia de la iglesia en la cual sus oponentes han expresado los principios del problema de forma tan clara y abstracta. Solo la disputa de Arian antes del Concilio Niceno podrían compararse con esta. ( Historia de Agment V/IV/3)
La controversia comenzó cuando el monje británico, Pelagio, se opuso a la famosa oración de Agustín de Roma: ‘Permíteme hacer lo que mandas, y manda lo que tú deseas’. Pelagio retrocedió con horror ante la idea de que un don (gracia) divina fuera necesaria para realizar aquello que Dios mandara. Para Pelagio y sus seguidores la responsabilidad siempre implicaba habilidad. Si un hombre tiene la responsabilidad moral para obedecer la ley de Dios, debe también tener la habilidad moral para ejecutarla.
Harnack resume el pensamiento Pelagiano así:
- La naturaleza, libre albedrio, virtud y ley, son definidas y realizadas estrictamente en independencia de la noción de Dios – eran el lema del Pelagianismo: virtud auto-adquirida en el bien supremo que es seguido por una recompensa. La religión y el moralismo yacen en la esfera de un espíritu libre, estas están en todo momento bajo el propio esfuerzo del hombre.
La diferencia entre Pelagianismo y Semi- Pelagianismo es más que todo una diferencia de grados que de cualquier otra cosa. Para estar más seguros, Aparentemente hay una gran diferencia entre las dos, particularmente en cuanto al pecado original y la dependencia del pecador sobre la gracia. Pelagio categóricamente niega la doctrina del pecado original, argumentando que el pecado de Adam afecto a Adam solamente y que los infantes nacen en el mismo estado que Adam antes de la caída. Pelagio además argumenta que aunque la gracia puede facilitar la adquisición de la justicia, y que no es necesaria últimamente. Además, insistió en que la naturaleza humana no se constituye mutable, sino más bien indestructible.
Contra Pelagio, el Semi-Pelagianismo no tiene una doctrina del pecado original por la cual la humanidad se considere caída. En consecuencia la gracia no solo facilita la virtud, si no que es necesaria para garantizar la virtud. La naturaleza del hombre puede ser cambiada y ha sido cambiada por la Caída.
Sin embargo, en el Semi-Pelagianismo aun queda una habilidad moral dentro del hombre sin ser afectada por la caída. A esto le llamamos ‘una isla de justicia’ por la cual el caído pecador aun tiene la habilidad inherente para inclinarse o moverse a sí mismo a cooperar con la gracia de Dios. La gracia es necesaria pero no necesariamente efectiva. Sus efectos siempre son dependientes a como coopere el pecador por virtud o por el ejercitar de la voluntad.
No es accidental que Martin Lutero considerara ‘la esclavitud de la voluntad’ (the bondage of the will) como su libro más importante. El veía en Erasmo un hombre quien, a pesar de las protestas era un Pelagiano vestido de católico. Lutero vio que había una controversia al acecho sobre meritos y gracia, fe y obras las que se constituían el problema de porque la voluntad humana se degrado hasta ser cautiva por el pecado y que en tal degradación estamos dependiendo de la gracia para ser liberados. Lutero argumento de la Biblia que la carne para nada aprovecha y que la palabra ‘nada’ no puede ser ‘algo’.
La visión Agustiniana de la caída era opuesta tanto a Pelagianos como a Semi-Pelagianos. Agustín decía que la humanidad es una massa peccati, un lio de pecado, incapaz de levantarse así mismo de la muerte espiritual. Para Agustín el hombre no podía ni inclinarse ni moverse a si mismo hacia Dios igual que un vaso vacio no puede llenarse a sí mismo. Para Agustín la obra inicial de la gracia divina por la cual el alma es liberada de la esclavitud del pecado es soberana y operativa. Para garantizar que podemos cooperar con esta gracia tiene que obrar primero la obra divina de liberación.
Agustín no negó que el hombre caído aun tiene albedrio y que con tal albedrio puede tener opciones. El argumenta que el hombre caído aun tiene libre albedrio (liberium arbitrium) pero que ha perdido su libertad moral (libertas). El estado del pecado original nos deja en una miserable condición de ser incapaces de refrenarnos de pecar. Aun podemos elegir lo que deseamos, pero nuestros deseos permanecen encadenados por nuestros malos impulsos. El argumenta que la libertad que queda en la voluntad siempre conlleva a pecar. Así en la carne somos libres solo para pecar, de hecho es una libertad hueca. Es libre albedrio pero sin libertad, una verdadera esclavitud moral.
La verdadera libertad solo puede venir de la obra de Dios en el alma. Por lo tanto, no somos únicamente dependientes de la gracia para nuestra conversión si no también totalmente dependientes de la gracia.
Evangélicos modernos repudian el descolorido Pelagianismo y con frecuencia también el Semi-Pelagianismo. Se insiste que la gracia es necesaria para la salvación y que el hombre es caído. La voluntad es reconocida con severidad como debilitada, incluso al punto de ser un ’99 porciento’ dependiente de la gracia para su liberación. Pero ese uno por ciento inafectado de la habilidad moral o del poder espiritual llega a marcar una diferencia determinante entre salvación y perdición, como un enlace que se preservo de la cadena de Pelagio. No somos libres de la cautividad Pelagiana en la iglesia.
Ese uno por ciento es el ‘algo’ que Lutero que demoler ya que esto remueve la sola de sola gratia y finalmente la sola de sola fide. La ironía podría ser que aunque el Evangelicalismo moderno fuerte y repetidamente denuncia el Humanismo como el enemigo mortal del Cristianismo, entretiene una perspectiva Humanista del hombre y del libre albedrio en sus núcleos mas profundos.
Necesitamos un Agustín o un Lutero que nos hablen de nuevo con el fin de que la luz de la gracia de Dios deje de ser no únicamente eclipsada si no tal vez borrada de nuestros días.
Por R. C. Sproul
Tomado De.
http://www.leaderu.com/theology/augpelagius.html
Traducido por Anderson Esteban. (cualquier error en la traduccion por favor disculpen, me pueden ayudar con los errores)
ortopedia online
9 de diciembre de 2012 at 7:41 am
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Anderson O´field
26 de noviembre de 2015 at 11:12 pm
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Anderson O´field
27 de enero de 2016 at 2:35 pm
The reality is that I am not an expert however very passionate. Regards,
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Agustinísmo (@Agustinismo)
9 de septiembre de 2016 at 5:35 am
Quería esta publicación http://www.leaderu.com/theology/augpelagius.html para la página https://agustinismoprotestante.com.ve se adelantó =( .
Una sugerencia en la traducción por «Permíteme hacer lo que mandas, y manda lo que tú deseas» colocarla más de acuerdo con el latín «da quod iubes et iubes quod vis» es decir; cambiar a la forma tradicional «Da lo que mandas y manda lo que quieras»
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Agustinísmo (@Agustinismo)
9 de septiembre de 2016 at 5:39 am
Por si el otro comentario no se envió.
Quería esta publicación http://www.leaderu.com/theology/augpelagius.html para la página https://agustinismoprotestante.com.ve se adelantó.
Una sugerencia en la traducción por «Permíteme hacer lo que mandas, y manda lo que tú deseas» colocarla más de acuerdo con el latín «da quod iubes et iubes quod vis» es decir; cambiar a la forma tradicional «Da lo que mandas y manda lo que quieras»
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